La Navidad en el Campo
El sol no quería salir, aún así me fui a caminar de madrugada entre luces y sombras de una luna eclipsada. Sabiéndome segura, disfrutando el trayecto, despertando cada músculo de mis piernas como como forma de sentirme viva, agradecida, contenta.
De pronto se empezaron a ver luces, colores, adornos... y recordé que estábamos en la época. La navidad en el campo es una invitación a la creatividad y la máxima expresión del reciclaje. Un recordatorio de que hasta las cosas más pequeñas se pueden reinventar para tener otra vida y quedar en el recuerdo como algo hermoso. Todo estaba en la calle y nadie tocaba nada, como si todos entendieran que se puede disfrutar sin poseer.
Poco a poco empezó a salir el sol, y sus rayos tímidos sobre los techos de zinc parecían una postal de esas que te gustaría dedicar. Se empezó a iluminar el camino, las veredas y patios se pintaban del "verde guandul" característico de la navidad en el campo. El olor a café se alternaba con el aroma a jengibre y la brisa fresca nos acariciaba el rostro con el vaivén de los olores de la mañana.
La navidad en el campo es colorida. Se renueva la pintura de las casitas típicas como forma de renovar la esperanza y prepararse para recibir lo bueno que trae la época. Hay moro, se estrena ropa nueva, se comparte en el colmado hasta bien entrada la madrugada, se multiplican las sonrisas y los abrazos. Se siente bien.
Muchos quieren llevar la ciudad al campo, yo prefiero dejarlo así (y no sé si es egoísta), con su navidad de mañanas hermosas y gente amable, con sabor a lechón y olor a jengibre, donde el saludo siempre es cálido y la esperanza siempre está presente.
y tú ¿Cómo vives la navidad?
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